La Ciudad

Matrimonio marplatense tuvo su séptima hija y, según la ley, Macri la debe apadrinar

Una pareja de taxistas de la ciudad tuvo siete hijas. La última nació el domingo 1° de mayo y por ley tiene garantizado el padrinazgo del presidente de la Nación.

Gustavo Campos y Jessica Galvani son una pareja de taxistas que viven en el barrio Ostende. Fruto de su amor, que nació en septiembre de 1992, fueron construyendo una numerosa familia. La madrugada del pasado domingo 1° de mayo, en la Clínica del Niño, nació Noa Valentina Campos, la séptima hija mujer de la pareja.

Así, Noa Valentina se sumó a la familia y fue recibida por sus seis hermanas, Daiana, de 18 años, Karen Ayelén, de 16, Florencia Ailén, de 15, Micaela, de 11, Iara Mailén, de 9, y Mía Jazmín, de 2.

Según la ley de padrinazgo presidencial 20843, se garantiza “el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones al momento del nacimiento del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo”.

Esto les fue comentado a Gustavo y Jessica por los médicos de la Clínica del Niño y se entusiasmaron con la idea.

En diálogo con LA CAPITAL, Gustavo Campos comentó: “Los médicos nos dijeron y nos gustó la idea. Estuvimos con mi mujer leyendo en la computadora cómo es esta ley y nos gustaría que Macri venga y apadrine a nuestra hija”.

Por último, el taxista marplatense expresó: “Nosotros lo votamos”, y de modo risueño acotó: “Además con Mauricio comparto la pasión por Boca”.

Ahora, la familia Campos aguarda por la respuesta del presidente y lo invitaron a su casa para que conozca a Noa Valentina, su nueva ahijada.

Antecedente

Un bebé que nació el martes 5 de abril en San Rafael (Mendoza) se convirtió en el primer ahijado del presidente Macri. Es que el pequeño es el séptimo hijo varón de una mujer.

Tizziano Alcalle (3 kilos y 550 gramos) nació a las 10.15 en el hospital Teodoro Schestakow, según informó la prensa local.

Siete

El siete es un número que desde lejanos tiempos de la humanidad es considerado sagrado. Los alquimistas y los seguidores de Pitágoras lo tomaron así, al tener en cuenta que siete era el número de los planetas conocidos en la época y por lo tanto el siete pasaba a ser el número que representaba la totalidad cósmica. Al tener en cuenta esta apreciación, durante mucho tiempo al séptimo hijo varón se lo llamaba Séptimus y se lo destinaba al estudio de la medicina.

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